1983 fue el año en que nació Mario Bros como personaje de un videojuego japonés que llegó a nuestro país a través de los bares y las pocas casas de juegos que había entonces y que compartía espacio con las tradicionales máquinas tragabolas que permitían a los jóvenes rivalizar en destreza y agilidad en los ratos de ocio.
Desde entonces el personaje ha ido adquiriendo el aspecto de fontanero feo y bajito y ha pasado a formar parte del patrimonio más antiguo y más usado de las videoconsolas. Y aunque fueron muchos los que se aficionaron al videojuego y convirtieron a Mario en un símbolo, otros muchos lo despreciaron por su simplicidad aparente cuando fueron apareciendo otros videojuegos con más acción y también más violencia.
Sin embargo, Mario Bros que comparte con el resto de los videojuegos su carácter lúdico y el haberse convertido en un personaje de acción, es mucho más que eso.
Porque para el profesorado de 1º y 2º de EP es una importante herramienta de aprendizaje social. En primer lugar porque es un juego que ha ayudado a sus alumnos a colaborar para conseguir un objetivo. En segundo lugar porque exige trazarse unas metas y centrar los esfuerzos y la atención en conseguirlas. Y por último es un instrumento muy potente para ayudar a los niños y niñas a desarrollar la resiliencia, una habilidad que a los humanos nos ayuda a superar las dificultades y a desarrollar la resistencia a la frustración, es decir a volver a intentarlo cuando nos equivocamos o fallamos en algo que nos proponemos.

Las tutoras han sacado el juego de la realidad virtual de las videoconsolas y lo han llevado al exterior, convirtiendo el patio del colegio en un auténtico recorrido plagado de dificultades, retos y habilidades de todo tipo que los niños y niñas han tenido que superar al igual que hace Mario Bros en el videojuego. Muchos se han disfrazado como él para vivir con más intensidad la experiencia que, como se puede ver por las fotos que acompañan a la noticia, se pudo realizar con todo el material que la imaginación de las tutoras y profesoras de Educación Física encontraron por todos los rincones.

Una experiencia que, como habrán podido comprobar las familias, fue tema de conversación en todas las casas y que difícilmente olvidarán.
Además contaron con un maravilloso día primaveral. ¡Mejor Imposible!