María, un modelo de mujer y madre

Un año más toda la Comunidad Educativa nos reunimos en torno a la figura de María, un modelo de mujer para todos nosotros y un modelo de madre a imitar.
En el Nuevo testamento María, la madre de Jesús de Nazaret, aparece siempre en un segundo plano salvo en los relatos que hacen referencia a su nacimiento (anunciación del ángel, encuentro con Isabel, madre de Juan Bautista y en el hermoso cántico del «Magníficat» que el evangelista San Lucas pone en sus labios como un anuncio de la acción salvadora de su hijo).
«…Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos…»
Esto se debe a que los escritos del Nuevo Testamento hacen hincapié en la Buena Noticia de Jesús (la salvación para toda la humanidad que sigue sus pasos). Sin embargo sí aparece acompañando a su hijo en la cruz y acompañando a los apóstoles después de su muerte.
Es a partir de la expansión del cristianismo durante la Edad Media entre los cristianos del Bizancio y entre los pueblos germanos cuando la figura de María aparece como Trono de la Sabiduría (vírgenes románicas) que de alguna manera va sustituyendo a las divinidades femeninas de la fertilidad de los llamados pueblos paganos. No en vano la mayor parte de los cultos relacionados con la «Virgen María» se desarrollan en antiguos santuarios dedicados a las diosas de la fertilidad.
A finales de la Edad Media y en el Renacimiento la figura de María ya se representa como Madre amorosa que amamanta a su hijo y le protege en su regazo.
Y así es como María que no es una divinidad se convierte en un modelo a seguir para las mujeres. No sólo amamanta a su hijo, le acompaña, está siempre cerca pero en un segundo plano, y sufre cuando es condenado y crucificado. No sólo es madre cuando engendra a Jesús sino a lo largo de toda la vida de su vástago.