Por fin llegó el día, ese que, cuando somos más pequeños, siempre pensamos que queda muy lejos. Y los alumnos y alumnas de 4º de ESO pudieron celebrar y escenificar que han subido un escalón más en el camino hacia la madurez. Ese camino que a sus familias les parece especialmente largo y cuyos hitos les resulta tan difícil reconocer porque les resulta muy complicado dejar de ver a sus hijos e hijas como niños-as que crecen en tamaño, en autonomía, en conocimientos, en responsabilidad y también en madurez. Pero al igual que los almendros en flor son preciosos y la flor de azahar despide un aroma penetrante y muy agradable, todos sabemos que las flores son el anticipo de unos frutos sabrosos que todavía no son.

La adolescencia es el momento en los humanos florecemos, pero hay que seguir regando para que las raíces se hagan robustas y hay que continuar pendiente de los peligros que representan las plagas y dejar que las abejas polinicen adecuadamente las flores para hacer posible la fecundación y el nacimiento del suculento fruto definitivo.
Esa es la tarea que comparten familias y educadores a lo largo de las etapas obligatorias de la educación y que no termina nunca para nuestra especie, pero todos estamos llamados a hacer posible ese crecimiento.
Actos como éste son los momentos en que escenificamos nuestra evolución, por eso nos ponemos nuestros mejores vestidos y nos paramos para constatar el largo camino recorrido.

Enhorabuena a todos-as los graduados-as y a sus familias que desgraciadamente no pudieron acompañarles en este día que recordarán toda su vida porque las mascarillas han impedido que las flores luzcan en todo su esplendor.

También se aprovechó este acto tan solemne para reconocer una vez más la excelente tarea del aula de debate que ha conseguido el 3º premio del trofeo de Debate de la Comunidad de Madrid