Los alumnos de infantil disfrutaron de una jornada de cuento de la mano de Verónica «la encantacuentos» que, uniendo la música y los cuentos transportó con su magia a los más pequeños a una a aventura pirata, a la prehistoria y al mundo de los gallos, gallinas y otros animales con plumas.
Ha sido la segunda vez que esta maravillosa contadora de cuentos nos ha visitado y gracias a ellos nuestros peques han podido disfrutar de una de las actividades que más atraen su atención, al tiempo que aprenden nuevas palabras y recrean con su imaginación sucesos, historias o imágenes de cosas que no existen en la realidad pero que gracias a esa característica del cerebro específicamente humana, pueden vivir con la misma intensidad que si fuesen reales.

Cuando un adulto cuenta un cuento a un niño o niña, se crea una complicidad entre ambos que genera seguridad emocional y resiliencia ante la adversidad. Y si el espacio se adecúa con una luz más tenue y una música tranquila ayudaremos a los más peques a enfrentarse a sus miedos nocturnos, a sus pesadillas, tan frecuentes en estas edades, al tiempo que aprenden a escuchar atentamente y a mantener la atención cada vez más tiempo. Si hay algo que un niño o niña le gusta es sentarse en los brazos de sus seres queridos y mirar un cuento, escuchando la voz del adulto que da vida a las ilustraciones. Con el tiempo serán ellos los que lo hagan y, aunque nos parezca mentira, conseguiremos mejores lectores y escritores, porque sentirán la necesidad de expresar y nombrar su mundo interior de fantasía y sus preocupaciones a través de la palabra -oral o escrita-. Y todo ello antes de que las pantallas, les conviertan en personas pasivas, dóciles y acríticas. 
En definitiva: Más cuentos y menos pantallas, sobre todo en las edades tempranas.

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