Desde las primeras tablillas de arcilla que utilizaron los sumerios, pasando por los rollos de papiro de los egipcios, las cortezas de bambú que en China dieron origen al papel y los pergaminos griegos hechos con la piel de los animales, la Humanidad ha intentado solucionar algunas de sus necesidades básicas como especie: Atesorar el conocimiento acumulado por los sapiens para trasmitirlo a las generaciones venideras; establecer las leyes necesarias para la convivencia de las sociedades urbanas -las tablas de la ley de Moisés, código de Hammurabi…-; contar historias de sus héroes -poema de Gilgamesh, la Ilíada y la Odisea…-; y expresar y compartir el universo oculto de las ideas y los sentimientos -Enheduanna, hija del emperador Sargón y sus himnos dedicados a la diosa Innana de Acadia hace casi 5.000 años; Safo, poetisa de la isla griega de Lesbos, hace 2.600 años; Platón, Aristóteles, Hipatia de Alejandría…-.
Por eso los libros (Βιβλίο) y la escritura, que en su orígenes era un oficio reservado a un grupo reducido de escogidos, los escribas, han sido objeto de cuidado en las Bibliotecas; han sido mercancía desde la aparición del comercio en el mundo antiguo que los libreros (βιβλιοπώλης, librarius) han puesto a nuestro alcance. Y para los imaginarios buscadores de libros del siglo III a.C. que Irene Vallejo nos describe en su maravilloso libro: “El infinito en un junco”, un objeto tan valioso como para recorrer grandes distancias, jugarse la vida y hacer “realidad el sueño de juntar todos los libros del mundo sin excepción en una biblioteca universal”: La biblioteca de Alejandría.
Pero los libros han sido también perseguidos, prohibidos, quemados por regímenes políticos autoritarios y por todos aquellos que quieren acabar con la libertad del ser humano y con su capacidad para recordar e imaginar a través de la escritura.

Por eso al comenzar nuestra jornada el día 23 de abril el colegio había sido decorado por los apasionados miembros del AMPA y estaba lleno de rincones literarios preparados por el alumnado para disfrute de todos. A lo largo de la mañana el centro se inundó de actividades tales como la realización de marcapáginas, presentaciones de Palabras queridas y olvidadas, lecturas dramatizadas, cuentacuentos, juegos literarios, y por supuesto, como no podía faltar, una especial mención al gran poeta Francisco Brines, premio Cervantes 2020, leyendo y disfrutando de sus poemas.
Como en toda fiesta que se precie tuvimos un final espectacular, que nos llegó en forma de encuentro virtual el martes 27 con los escritores Bárbara Montes y Juan Gómez-Jurado. (VER COMPLETO EL VÍDEO DEL ENCUENTRO CON LOS ESCRITORES).
Hacer una reseña de este encuentro es hablar por un lado de la explicación del proceso literario y por otro, de la transmisión de valores que ambos escritores llevaron a cabo con una maestría y una simpatía que nos alegró a todos los que tuvimos la suerte de escucharlos.
Ninguno de los dos quiso dar una lección magistral de lo que supone el arte de la escritura, sino que por medio de las preguntas del alumnado, desde 2º de EP hasta Bachillerato consiguieron no solo captar la atención del auditorio, sino también explicar de una forma diferente y muy entretenida qué supone ser escritor, en qué consiste el proceso de creación y como se quiere a todas las obras por igual. Cuando se les preguntó qué autor recomendarían, dijeron al unísono “Roald Dahl” porque sus obras entusiasman tengas la edad que tengas.
A todo esto se sumó la reflexión que hicieron sobre el acoso escolar, recurriendo a una “treta”, como ellos mismos explicaron, que llamó la atención de todos los presentes y nos hizo reflexionar. Acabamos dándoles un sonoro y merecido aplauso.

Queremos aprovechar para agradecer a todos los que han hecho posible que el Día del Libro haya sido tan especial y, siguiendo la recomendación de Bárbara Montes y Juan Gómez-Jurado, acabar esta reseña con una cita de Roald Dahl:

“SI PIENSAS LLEGAR A ALGUNA PARTE EN LA VIDA, TIENES QUE LEER MUCHOS LIBROS”
EQUIPO DE TRABAJO DE LENGUA